Con fotolibro, o photobook si usamos la denominación anglosajona, nos estamos refiriendo a una publicación donde mediante imágenes se establece una narrativa visual con la finalidad de contar una historia compleja, referirse a una sensación-sentimiento, diseccionar un tema o divagar sobre algo.
Un fotolibro no es un álbum de fotos de un evento social. Ni tampoco un catálogo de una exposición. Y no lo son por la intención de sus autores a la hora de realizarlos y porque además no se valen de la secuencia, del ritmo, ni del poder simbólico o evocador de la imagen para narrar algo. No hay nada malo en estos otros formatos, simplemente son otras cosas. La red esta repleta de esa confusión entre fotolibro e impresión de álbumes comerciales de fotos, de hecho se da la paradoja que en España la palabra fotolibro está registrada, aun siendo una palabra de uso común.
“Los libros se miran y se leen. Los fotolibros, además, poseen una particular característica definitoria: en ellos las imágenes son el texto, un texto que hay que leer. El sentido de la lectura se produce cada vez que se pasa de página, avivando así la llama de una narración que puede ser tan descriptiva o metafórica como cualquier otra que brinda sólo palabras”.
Horacio Fernández Nueva York en fotolibros (2016)
Como en la literatura, existe una gran diversidad de intenciones que pueden llevar al autor a afrontar la realización de un fotolibro. Estas pueden ser poética, informativas, ensayísticas, narrativas,… pero en este articulo haremos referencia a la narrativa como sinónimo de discursiva, es decir que posee la finalidad de contar algo.
En la imagen de apertura «Los americanos» de Robert Frank, posiblemente uno de los fotolibros más influyentes de todos los tiempos.
¿Cómo leer un fotolibro? La narrativa de los photobooks
El funcionamiento de la narración en los fotolibros toma prestamos del cine y no sólo en cuanto a elementos visuales. El concepto de colección de imágenes permite a la fotografía mejorar sus cualidades narrativas. Así desde la sucesión de varias imágenes se relata hechos complejos, sirviéndose de repetidas elipsis muy comunes en el lenguaje del cómic, o del fuera de campo del cine. El autor da por sobreentendidos todos los pasos intermedios que unen dos imágenes. Con lo que la ordenación de esas diferente imágenes generará una secuenciación que nos permitirá introducir el concepto de tiempo (pasado, presente y futuro) con sólo pasar páginas atrás o adelante.
La retórica visual añade complejidad al relato. Mediante el poder simbólico de ciertas imágenes el autor puede introducir conceptos que son más difíciles de visualizar y fotografiar. En nuestra cultura hay un amplísimo imaginario que compartimos con el resto de seres humanos y que nos permiten simbolizar, de forma mas o menos críptica, diversos sentimientos, pensamientos y estados de ánimo. Por otro lado la fotografía cuenta intrínsecamente con un enorme poder evocador que proviene de su misma esencia ya que nos recuerda el pasado. Evocar terrenos vitales comunes que reconozcamos como propios pueden servir al autor para hablarnos de sentimientos universales.
La narración no lineal permite codificar mensajes mas complejos, que necesitaran que el lector se esfuerce mucho más en comprender lo que se pretende decir. Así el autor construye un puzzle que debe ser montado sosegadamente pieza a pieza y que escapa de la edición cronológica o mediante una evolución fácilmente identificable. Incluso a veces el autor introduce pistas mediante elementos no fotográficos, pero que tiene la cualidad de enriquecer el discurso, como folletos antiguos, formularios, notas, ticket,… que se encuentran dentro de la historia.
Por últimos tenemos fotógrafos que se centran en exclusiva en la parte visual y no quieren decir mas que lo que claramente se muestra en sus fotos. Escapando a dobles lecturas e interpretaciones.
Cómo hacer un fotolibro
Para empezar a hacer un libro de fotografías necesitas tener un trabajo, un proyecto o al menos un tema en el que investigar. Se trata básicamente de un ensayo o un tratado visual que cuente algo, desde tu punto de vista claro está. Muchos autores dedican meses o años en trabajar sus proyectos fotográficos antes de plantearse dar el salto a publicar. Aunque esto es un dato subjetivo que dependerá de diferentes factores como del tiempo que le dediques, tus habilidades, tu creatividad, tus medios y si dispones de ayuda en tu entorno. Conviene recordar que las prisas no suelen ser los mejores resultados y que es conveniente afrontar objetivos que sean alcanzables, dependiendo de tu nivel, conocimientos y equipo.
En primer lugar lo mejor es empezar con la conceptualización del trabajo, que lo definirá y que te brindará referentes, guías y herramientas para salir a fotear. Cuanto más información y concreción tengas, aprovecharas más el trabajo e irás más rápido. Evitando los bandazos propios de no tener un mapa del terreno que pisas. Así seguiremos con la parte de producción del material, es decir, salir a hacer las fotos que compondrán el trabajo. Dependiendo de la naturaleza del proyecto y tu nivel de acceso a él, éste te impondrá un ritmo u otro.
Una vez tengamos el trabajo en bruto vendrían diferentes fases de curación de contenidos, que atenderán en un primer momento a la criba de fotografías que no sean apropiadas o que queden fuera de la temática y el enfoque decidido al principio, y posteriormente a la edición del trabajo. Por edición nos referimos a la selección de las imágenes concretas que entrarán. Es recomendable contar en esta fase con la ayuda de algún tercero que aporte una visión imparcial y crítica de tu trabajo. Muchas veces editarnos a nosotros mismos se nos torna muy complicado en parte porque no hemos tomado una distancia con el trabajo y no somos objetivos a la hora de seleccionar o sacar fotos del trabajo, sobre todo si no hace mucho que hicimos esa foto. Por ello se dice que el tiempo es el mejor editor. La última fase de este apartado consistiría en crear la secuencia. Es decir ir ordenando las imágenes en una determinada posición para contar la historia o discurso que queremos contar. Para ello emplearemos el nivel de detalle o de ambigüedad necesaria para darle el toque que nos gustaría que tuviera nuestro proyecto fotográfico personal.
Finalmente nos quedaría llevar ese trabajo al soporte libro tradicional en papel o incluso fotolibro digital. Para ello una de las mejores opciones es un software de maquetación como InDesign, QuarkXPress o Scribus si queremos hacer un fotolibro gratis. Algunas plataformas de impresión permiten descargar programa propietario con el que crear el master que les mandas con el pago. De una forma o de otra generaremos el PDF de impresión que mandar a alguna imprenta de la que tengamos referencias.
Diseño y producción del fotolibro
La producción de un fotolibro empieza con el visto bueno final del encaje de parejas de imágenes. En algunas ocasiones he optado por intercambiar las ubicaciones o voltear alguna foto en los pares donde mejoraba la composición global de las páginas enfrentadas.
Con todo ello, pego las miniaturas en una pequeñas tiras y monto la prueba de maqueta final a escala, en forma de un pequeño librito. Así puedo ir viendo la evolución de la trama, el encaje de imágenes… al ir pasando las páginas. Esta prueba final confirma la posición definitiva de todo.
Por otro lado, diseño las páginas que llevan texto, como las páginas de inicio, la cita, y los créditos del proyecto, que en este caso coloco al final del libro. Así sólo queda la cubierta y contra y con esto ya estamos listos para mandar a imprenta y ver las pruebas de color, paso previo a la tirada de la primera edición. En lo referente a su promoción, el booktrailer es una opción muy cercana, que funciona muy bien.
Características físicas de un fotolibro
En cuestión de precio, pago y envio, en la actualidad tenemos a nuestra disposición la mayor variedad de formatos posibles lo que significa que podemos desde imprimir tamaños baratos hasta gastarnos lo que queramos en impresión semiprofesional o directamente profesional de alta calidad. Por eso mismo tenemos muchas imprentas online de artes gráficas así como otras directamente enfocadas a productos fotográficos que imprimen tus álbumes, fotos, calendarios personalizados y un largo catálogo de productos. Dependiendo de nuestras necesidades podemos pedir algunos presupuestos y también buscar las condiciones de descuentos y promociones que nos puedan interesar.
De cualquier manera para crear un fotolibro estamos hablando de materializarlo mediante un soporte físico, el libro como tal, que estará compuesto por una cubierta y una tripa. Esto requerirá que tomemos una serie de decisiones que configurarán nuestros álbumes y libros de fotos. En lo referente a la cubierta podrá ser tapa dura o encuadernación cartoné para los libros con más caché. Que a la vez podrá estar rematada con una impresión, una tela o incluso un acolchado. Por otro lado, y aunque es menos frecuente en ediciones de fotografía, estaría la tapa blanda o encuadernación en rústica que abarataría significativamente el producto impreso. Asimismo en cuanto a la tripa o interior podemos utilizar diferentes tipos de papeles como soporte de la impresión digital, índigo u offset. El papel satinado en general ayudará a que la calidad de impresión haga que tus fotos luzcan geniales. Por el otro lado el papel offset será más agradable al tacto, pero hará perder viveza a los colores. Finalmente existen una buena cantidad de papeles especiales que aportarán un equilibro entre un tacto interesante y una buena reproducción. No hay una solución estándar. Consulta con el impresor o asesorarte con un especialista que te guie en estas decisiones, para que estas vayan alineadas con tu trabajo.
Relevancia del fotolibro
La importancia del fotolibro en la actualidad dentro del mercado y la promoción de la fotografía es crucial. El pasado enero de 2015 se realizó en el Museo Reina Sofía de Madrid una exposición sobre el fotolibro español, como un ejemplo claro de su importancia y vigencia. En España han tenido un papel clave colectivos como Blank Paper o Nophoto que representaron la punta de lanza del fenómeno con propuestas que han destacado a nivel internacional, como es el caso de Alberto Lizaralde finalista con su trabajo ‘Everything will be ok’ en el prestigioso concurso del fotolibro iberoamericano de la Editorial RM. Del mismo modo en Photo España 2014, La Fábrica coordinó la Feria PHotolibros donde se puede ver y comprar este tipo de obras. Todos estos hechos configuran al fotolibro como un fenómeno en plena efervescencia y que atrae la máxima atención.
Comunidad photobook
Parte de la visibilidad que posee el fenómeno en la actualidad ha permitido que se hayan desarrollado diversas ferias, encuentros, exposiciones, etc. Aquí tienes una breve muestra de todo ello.
Los PhotoBook Club son pequeños grupos de aficionados a los fotolibros que se constituyen en algunas ciudades para realizar encuentros periódicos en los que compartir y comentar su pasión por los fotolibros. Aglutinados desde 2011 en una agrupación a nivel mundial, celebran el World Photobook Day cada 14 de octubre.
Algunas de las más importantes colecciones de fotolibros en España accesibles para consulta pública son la Gabriela Cendoya Bergareche Collection en la Biblioteca del Museo San Telmo en Donostia (Gipuzkoa), la de la biblioteca del Museo Reina Sofia en Madrid, la del Museu d’Art Contemporani de Barcelona MACBA de Barcelona y la del Colectivo fotográfico Ufca en Algeciras (Cádiz).
Concursos fotolibros
El más prestigioso es el premio al mejor fotolibro del año que Paris Photo y Aperture Foundation organizan cada año. Un jurado internacional selecciona treinta y cinco libros que son expuesto bajo el nombre PhotoBook Awards Shortlist, para de entre ellos seleccionar los ganadores (Premio Photobook del Año, Premio Primer Photobook a un autor debutante, Premio Catálogo del Año y la Mención especial del Jurado).
Otros importantes concursos son Prix du livre Arles, Kassel photobook award, Premio de PHotoEspaña o Scan Photobooks.
Referentes bibliográficos
Martin Parr, uno de los fotógrafos contemporáneos mas influyentes, han editado junto a Gerry Badger The Photobook: A History una obra en tres volúmenes que es imprescindible. Por su parte Horacio Fernández cuenta con varias publicaciones sobre los fotolibros en España, Latinoamérica y Nueva York.
Existen otras iniciativas para documentar la escena del fotolibro entre las que destacan la revista en papel The PhotoBook Review editada dos veces al año por la fundación Aperture.
Experimentación y formación
Los fotozines son una forma asequible y muchas veces militante en cuanto a la independencia del autor, con las que publicar trabajos fotográficos impresos en fanzines en lugar de en libros.
En la actualidad existen muchos talleres para la edición de fotolibros impartidos por fotógrafos y editores, así como cursos en escuelas de fotografía y colectivos. De hecho, este material es una muestra del contenido del Taller de autoedición que enfocado al fotolibro y al fotozine imparto desde hace unos años. Espero os resulte de utilidad.