La fotografía contemporánea hace tiempo que en la búsqueda de nuevos soportes de difusión saltó al mundo de la autoedición y la publicación independiente. En ellos ha encontrado un soporte para trabajos documentales, así como otros más personales y artísticos, donde poder ser fiel al proyecto y a la visión individual del fotógrafo. Además de una forma super válida, ya que hace tiempo se superó el estigma de autoeditarse o la asociación con la baja calidad de la impresión del producto final, ya que hoy está al alcance de muchos poder utilizar medios profesionales para la reproducción.
¿Qué es un fotozine?
Los fotozines o photozines son fanzines compuestos primordialmente, y a veces en exclusiva, de fotografías e imágenes, cuyo autor ha ordenado mediante un ritmo concreto para crear una narración o trasmitir una idea o concepto.
Hablamos de pequeñas publicaciones impresas que nacen de la necesidad de expresarse del fotógrafo, o que le sirven a este de medio para dar a conocer un proyecto personal fotográfico.
Se aleja de un fotolibro en volumen pero en poco más. Los hay a color, en blanco y negro, en papeles estucados e impresos en Indigo y los hay fotocopiados sobre papeles offset estándar. Con 16 páginas y con 80. Con lomo y con grapa. El formato ya hace tiempo que no define que una publicación sea una revista o un fanzine. Pueden tener acabados muy parecidos a productos comerciales, diferenciándose principalmente de estos por la independencia del autor, que muchas veces es también el editor, y porque la finalidad última no es ganar dinero al modo de una actividad empresarial.
El lenguaje de los fotozines
La cercanía de este formato con el fotolibro es clara, ya que comparten lenguaje y retórica. Ambos trabajan los símbolos, las metáforas y las representaciones visuales para articular relatos o discursos al mismo nivel. Igualmente se valen de la elipsis entre fotos como recurso narrativo, mostrando una cadencia de imágenes y jugando con lo no mostrado para sugerir, de una forma más o menos sutil, el contenido con el que el lector debe rellenar los espacios vacíos. Algunos autores, prefieren crear obras más crípticas, que resultarán más difíciles de entender, ya por que resulte complicado de establecer conexiones lógicas entre las imágenes mostradas, o bien por que el autor busque un discurso más sensorial o cercano a un estado mental que a narrar unos hechos reales o imaginarios.
Nota sobre la historia del fotozine
Hasta la invención de la fotocopiadora digital de 8 bit a finales de la década de los noventa, apenas se editan fanzines de fotografía específicos. En ese punto la fotografía gana en protagonismo y se empieza a multiplicar las ediciones donde tiene un peso clave. Esto no significa que antes no se hicieran fotozines, pero eran pocos. Uno de los ejemplos más claros en 1980 es el Rockocó de Miguel Trillo, que se dedica a retratar a personas de diversas tribus urbanas que habitaban el Madrid de la movida. El fotógrafo habla que se lanzo a supeditarse un fanzine de fotos fotocopiado ante la frustración al cerrar la revista Poptografía en la que se iba a publicar dicho trabajo, ejemplo claro del espíritu Do It Yourself.
Bajo el nombre «Fanzinismo: fotografía + grapas” se realiza en la escuela Blankpaper de Madrid en junio 2014, una exposición que recorre parte de la escena del fotozine en España. Comisariada por Ignacio Navas y Andrés Corbacho recoge el trabajo de fotógrafos como Ricardo Cases con sus ediciones en Fiesta, Fotoziti y Supernormal, Enrique Doza y Ariadna Serrahima con TDPapeles, Noe Lavado y Helena Rovira con Linderos Libros y otros como Julián Barón, Fotofobia o Va!.
El mundo del fotozine cuenta también con una destacable actividad a nivel mundial, como ejemplo podemos poner el Stray Book, Festival Independiente de FotoLibros y Fanzines de Londres.
Actualmente existen diferentes microeditoriales especializadas en el formato. Algunas son Cirkadian (Málaga), Tour Dogs (California), Badweather (Girona), entre otras.
Cómo hacer un fotozine
El proceso editorial de realizar un libro es mucho más lento que el de publicar un photozine, también participan más personas y se dan más pasos. Las tecnologías digitales de diseño y maquetación, mediante software profesional como InDesign u opciones libres como Scribus, así como la posterior impresión digital permiten tener un fotozine en distribución en pocos días -partiendo de un trabajo ya realizado y con una edición de la secuencia fotográfica hecha-. Tienes una guía detallada paso a paso en el apartado cómo hacer un fanzine de esta web de forma abierta y gratuita. También puedes consultar los talleres que imparto.
Un genio monmagán
Gracias por tu pedagogía aplicada. Ideal para los jóvenes.