El partido Otra Democracia Es Posible intenta en general, canalizar de forma positiva y constructiva el creciente descontento con el sistema democrático actual. En concreto, presentarse a elecciones municipales, autonómicas, generales o europeas y hacer campañ con el mensaje de que «otra democracia es posible».
Son un colectivo de personas inconformes con el actual sistema democrático que han montado una coalición para presentarse a las elecciones. Piensan que alguien también tiene que hacer el trabajo sucio de introducirse en el circo político para intentar cambiarlo desde dentro, para intentar conseguir una verdadera democracia.
El mensaje central de Otra Democracia Es Posible es que el sistema democrático actual es poco democrático y, en ocasiones, poco respetuoso con los Derechos Humanos. Intentan canalizar esfuerzos para definir unos modelos políticos más participativos que los actuales, donde los Derechos Humanos se encuentren en primera línea.
Otra Democracia Es Posible es también un ensayo de apertura de los partidos políticos y del proceso de confección de listas electorales. Dentro de la legalidad vigente, han creado un sistema de confección de listas abierto y democrático donde cualquier persona acorde con el programa electoral ha podido crear una lista o apuntarse a otras ya abiertas vía web. Gratis, en dos minutos y sin necesidad de estar afiliado a ningún partido.
Ojala seria tan facil que existiera una democracia verdadera y los cambios seria buenos para todos, pero eso es algo utipico, hay que seguir como estamos e itentar mejorar cada uno de donde pueda
cariños Mon
Lo de cambiar desde dentro ya lo hemos oído varias veces. El problema es que meterse en el sistema parlamentario, en las esferas altas del poder y mantenerse fiel a la clase obrera de base es difícil. El propio sistema hace que los políticos que llegan al alto rango se asimilen a una élite (económica, social, etc…). Personalmente, prefiero las alternativas que buscan cambiar las cosas desde fuera, construyendo cosas nuevas, y no reformando un edificio cuyos cimientos se asientan en principios de desigualdad (sobre todo ahora en cuestiones de extranjería), a pesar de que la retórica dominante es la de la «democracia y libertad». Para mí una señl clave es la de la santificación de la palabra «democracia». Y no hablamos del ideal griego (que se asentaba también sobre algo como la esclavitud) sino de las democracias de a pie de calle que vivimos. Cuando no se puede cuestionar esa palabra, es un síntoma de que ya tenemos que estar buscando algo nuevo. Y quizá con otra palabra también nueva…