Desde pequeño los maniquís despertaron mi curiosidad, y la verdad es que no se muy bien porqué. Nunca he dejado de fijarme cuando paso delante de un escaparate o en un centro comercial sobre los diferentes modelos que con el paso del tiempo van amoldandose a las modas y tendencias del momento. Desde, en los ochenta, maniquies cuya cabeza era un cristal, para que el comprador se pudiese ver y hacerse una equivocada idea de como le quedaría el modelito, hasta los estándar blancos sin cabeza de los últimos años, se puede detectar a que época corresponden algunos de ellos.
Entre los maniquies que más han llamado mi atención en los últimos meses me quedaría con dos. La primera es sencillamente la maniquí más sexy que he visto nunca y ya mereció un comentario:
La segunda corresponde a una tienda de Buenos Aires y despertó mi curiosidad como rareza, y es que nunca había visto una maniquí con unos pechos tan grandes, al menos aquí en Europa es muy raro ver algo así. Pero me faltan datos para saber si allí es más frecuente (alguna más vi, pero porcentualmente eran muy pocas).
Años después empecé a encontrarme maniquíes en varios balcones.
En 2007 durante meses me encontraba otra maniquí al volver del trabajo.
Y en aquel tiempo le escribí:
Ella me espera desde su balcón, cada día.
Su mirada, en apariencia indiferente, no me despista,
se que me mira con interés, lo puedo notar.
No me escapo del rabillo de su ojo de plástico.
Cuida su vestimenta, atenta a las combinaciones de ropa.
Hoy más atrevida, mañana más clásica… siempre fascinante, siempre ella.
Mañana volverá a estar ahí, llueva o haga sol. Y yo, mañana volveré a pasar por debajo de su balcón.
La canción que da título a este post es de Golpes Bajos.
Que te lance sus trenzas…
¡Que bonito! 😉
Estaba buscando fotos de maniquíes. La mejor.
la de la derecha, se nota que son operadas!