Hay cosas que te gustan, otras que no,… pero hay un montón de cosas que no podemos controlar y que interactuan entre si en carambolas imposibles que pueden cambiarlo todo en un fugaz choque de bolas.
En el fondo poco importa lo que cambie, somos insignificantes para el universo (plasmado en una bonita canción de No lo soporto). Como si fuéramos compartimentos estancos, nada de los que hagamos o nos suceda influirá a nadie. Todo seguirá igual. Los católicos afirmas que Dios escribe recto mediante renglones torcidos (nunca conseguí acabar esa novela, ni con una aburrida mili por medio. Claro que tampoco pude engancharme a Tintín).
En el fondo el éxito o el fracaso, el empleo o el paro, el follar o el desesperar, el subir o el bajar, todo anda tan unido que son lo mismo, porque fuera de nosotros, no se va a encontrar ninguna diferencia. Y dentro… muchas veces tampoco.
Vamos niño! Estamos destinados al mayor de los éxitos, minga, minga, dominga!
xD
Por los viejos tiempos!
Un besooooo
debes de ser uno de los pocos de tu generación a los que no les gusta Tintín… estoy harto de leer en entrevistas por aquí y por allá, a la gente más insospechada, que les gusta tal personaje. Ánimos 🙂